… No todas son Iguales…

Otra vez Semana Santa y había decidido quedarme en Madrid, un año más. Me gusta salir y disfrutar de mi ciudad sin que haya tanta multitud. Cualquier restaurante, museo, cine o teatro parece estar esperando por ti y aunque es cierto que ligar es mucho más complicado en esta época, ya que, los pocos que quedan se dedican a las peregrinaciones, rezos y demás, merece la pena quedarse aquí. Aunque nunca se sabe.

-Pea, hemos quedado el Viernes en La Latina, ¿te vienes?
-Hola Bea, vale, ¿a que hora?
-A las nueve, en el bar de Ramón.
-Allí estaré.

Salí con mucho tiempo suponiendo que, a esa hora, habría más de un Santo dando vueltas por el Madrid de Los Austrias y no quería llegar tarde. (Intentando pulir mi fama de ser siempre la última).

Empecé a recordar mis últimas veces que había ido a tales eventos y no pude menos que sonreír al recordar mi época juvenil. Entonces formaba parte de una pandilla de 8 chicas, todas dispuestas a hacer realidad nuestros sueños. Ese año, con 16 recién cumplidos, cambiamos a un instituto estatal y claro, todo era nuevo para nosotras, nuevos profes, nuevas clases y sobre todo, Nuevos Chicos. Desde el primer día que llegamos, mi amiga Carla se enamoró perdidamente de “Churry” (¡¡aún no tengo ni idea de por qué le llamaban así!!) y se pasaba las horas admirando su gran belleza (¡¡que solo ella conseguía ver!!). Bien avanzado el curso nos enteramos de que formaba parte de “La Banda Sinfónica Municipal", ¡¡y como tenía que ser!!, decidimos que habría que ir a verle en su próxima “gala” y así, de una vez por todas, hacerle ver que había alguien interesado por él. (Ya que mi amiga no se había atrevido a decirle ni ¡¡“burro, ¿que haces ahí?”!!).

¿Y cual fue ese gran momento?, “La Procesión de Semana Santa”. (Y que conste, a todos los efectos, que la amistad a esa edad es leal y sagrada porque bien sabíamos todas que, entre ir al pub de moda y a la procesión, no cabía duda pequeña pero … )

Llegamos bien pronto a coger sitio y dos largas horas después, apareció él, muy digno, aporreando gustoso un enorme y estupendo Tambor. A todas nos dio por reír, (¡¡la verdad sea dicha!!), menos a la enamorada, que habiendo sido poco tiempo, el que había podido saborear su belleza, nos tuvo toda la tarde de esquina en esquina por toda la ciudad. Nunca llegué a saber si fue por el pesado instrumento que portaba o por nuestros gritos al oír su nombre, pero la cara de perseguido no cambió de rosado en toda la tarde. De allí no surgió romance alguno pero nos quedó esa gran historia que recordamos en alguna que otra cena.

-¡¡ Señorita!! ¿¡¡como ha llegado usted aquí!!?

Ese grito y un gran golpe en el cristal me hizo salir de mi pasado para darme cuenta de que, un policía municipal, con cara de pocos amigos, estaba mirándome sin compasión alguna.

-¡¡Está claro que en mi coche!! - gran frase solté
-¿No ha visto usted las señales de prohibido?

Si le digo que sí, la lío … si le digo que no, la lío …. Y si no digo nada, ¡¡la liaré también!!.

-Aparque su vehículo. Ahora vuelvo y hablaremos.

¿¡¡Es que ni en Semana Santa voy a librarme de meterme en alguna!!?, y que conste que esta vez no ha sido culpa mía. Pensé que de esa no me libraba nadie y decidí aparcar, salir de coche y como tenía una copia del blog impresa, leer y apuntar ideas. Después de todo, en algo tendría que gastar el tiempo.

-Señorita, ¿me enseña su carnet de conducir?.
-Si - Con tooooda la voz de niña buena que pude poner.

Y no se si fueron lo astros, los ángeles o sencillamente mi buena estrella que, el poli, miró los papeles que tenía en mi mano y preguntó:

-¿Es usted Peazitto?

¡¡Ya estamos!!,¿ y ahora que contesto?... porque una nunca sabe si sus relatos, en el ámbito masculino, llegan a dañar el orgullo.

-Sí, lo soy - Otra vez voz de niña buena.
-¡¡Es increíble!! En comisaría leemos sus relatos. No se van a creer que la he multado.
-¡¡Pues no lo haga!! - ¡¡o saldrás en mi próximo relato como el portador de otro desengaño!!.
-Termino a las 12 mi turno y después, hemos preparado una fiesta de Semana Santa, ¿te apetece venir? … y te perdono la multa.

¿Una fiesta de municipales o una multa de 200€? ¿¡¡La pregunta tiene trampa!!?. Y quedé en verme con él , allí mismo.

Llegué tarde a mi cita en La Latina, poniendo de excusa que no había encontrado sitio para aparcar (que por otro lado, mentira del todo no era). Pasé un grato agradable de cañas con mis amigos y aunque deseosa de contar a mi amiga mi aventura, aguanté el tirón por haber demasiados espectadores presentes. Cerca de la hora, desaparecí como Cenicienta pero, esta vez, la carroza no me llevaría a casa.

De camino a mi cita me encontré con Amalia, gran amante de las fiestas y más aún de los uniformes:

-¿De donde vienes, Amalia?
-¡Buag! Quedé con un chico pero me aburrí, ¿Y tú?

Y le conté mi aventura dando por sentado que, sin haber acabado de contar la anécdota, iba a decidir venir conmigo “por mi bien”, obviando, claramente, la presencia de posibles víctimas uniformados.. jaja.. ¡¡ni ella se lo creía!!.

Cuando llegamos, había 3 chicos esperando.

-Veis como es verdad, es Peazitto, la de los relatos.
-¡Hola! - levantando la mano en son de paz.
-¿Son reales todas tus aventuras? ¡¡tienes una vida muy ajetreada.

Hubo las pertinentes presentaciones y volviendo a ser tan sincera como siempre, el chico no había perdido puntuación vestido de calle aunque, francamente, con el uniforme tenía un punto de morbo que sugería hacer locuras.

Llegamos a la fiesta y entre risas, fotos y cocteles, pasamos el mejor Viernes Santo de la historia y bien visto, nunca íbamos a estar más protegidas … ¡¡ni entre todos los Santos!!.

Llegué a casa al amanecer y entre sueños recordé que, de pequeña, siempre protestaba cuando iba a mi tierra en estos días y ahora reconozco que mi Abuela tenía razón cuando me decía, “Niña, Las Semanas Santas, no todas son iguales”.

...................................................................................by Peazitto.